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Artes y oficios en la construcción I

Solar “es revestir un piso con ladrillos, losas u otros materiales análogos” y alicatar “es revestir con azulejos una superficie vertical”. Ambas labores, tratan de recubrir suelos o paredes con cualquier tipo de material adherido al soporte, horizontal o vertical, con un material adhesivo.

Los materiales a los que nos referimos pertenecen al grupo, que en construcción, se consideran acabados.

Existe una gran cantidad de materiales distintos y de buena calidad que cubren las necesidades de cualquier usuario, con una buena calidad, posibilidades decorativas, etc. Las diferencias entre un tipo de baldosas para suelos o para paredes, no afectan al acabado de la obra, ni a su aspecto decorativo. 

Lo que si afecta es que el material esté correctamente replanteado, cortado, colocado, que hará que se consigan espacios según la normativa vigente, la “norma de la buena construcción”, además de que resulten paramentos con un excelente mantenimiento.

El solador realiza su trabajo en las fases finales o de acabado de la obra.

Para conseguir dichos espacios en obra con las condiciones mencionadas, es necesario contar con un buen material y una mano de obra cualificada; por ello dicha mano de obra debe tener unos amplios conocimientos y haber adquirido destrezas, competencias y habilidades en esta especialidad: “solados y alicatados”, que le permitan realizar todas las labores que conlleva dicho oficio.

Debe poseer una serie de conocimientos que le permitan ejercer su trabajo con la máxima autonomía, interpretar las órdenes de los superiores, organizar el trabajo, realizar cálculos, así como interpretar planos sencillos.

En la obra que estamos llevando a cabo en el interior de la Parroquia del Perpetuo Socorro  de Jerez de la Frontera (Cádiz), se está realizando el solado de la iglesia de la mano de uno de estos profesionales del oficio.

Se puede ver que una vez replanteado el pavimento, coloca las piezas sobre una capa de adhesivo, utilizando separadores y cuñas para su correcta colocación y un martillo de goma para nivelarlas.

 

Fotografía: Delia Villaverde Montero

MALB Arquitectos 2017